Equal Measures 2030 lanza beca de periodismo de datos en América Latina 

La iniciativa de asociación Equal Measures 2030, que reúne a líderes mundiales de redes feministas, la sociedad civil, el desarrollo internacional y el sector privado, está solicitando solicitudes para la “Beca EM2030 para periodistas de datos”, con el apoyo de Salesforce a través de su software Tableau. La beca ayudará a 8 periodistas y activistas de datos, que se identifican como mujeres, en Colombia y Guatemala a adquirir habilidades y experiencia para contar historias basadas en datos que puedan generar una defensa significativa de la igualdad de género. 

Además de una capacitación detallada en el uso de los datos, esta oportunidad incluye una licencia de software de Tableau gratuita por dos años, soporte continuo, acceso a datos del índice de género EM2030 SDG y una subvención de $1500 para respaldar su trabajo en un proyecto de periodismo de datos. 

Basándose en la experiencia previa de Data Fellowship en Kenia e India, Albert Motivans, jefe de datos e insumos de EM2030, comenta cómo las becarias crearon productos de periodismo de datos eficaz. “Tuvimos 16 periodistas de datos extraordinarias de la India y Kenia que entregaron historias nacionales convincentes entretejiendo datos en una estructura sólida, lo que permitió que la historia se desarrollara sin problemas para revelar el contexto, el problema de género más urgente y las acciones potenciales.” 

“La igualdad de género y los datos son dos imperativos para la comunidad mundial a medida que trabajamos para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Necesitamos entender dónde están las brechas para saber dónde debemos invertir y avanzar juntos”. Ashley Monson, directora de programas, Salesforce Philanthropy. 

Solicitud del programa 

Para la beca, las solicitantes deben tener experiencia en periodismo de datos y tener un ejemplo de al menos un artículo publicado utilizando técnicas de periodismo basado en datos en los medios. Más información sobre cómo aplicar y criterios aquí. 

Según Julisa Tambunan, Directora Ejecutiva Adjunta y Jefa de Alianzas y Aprendizaje en EM2030, “Las candidatas exitosas entienden el poder de los datos en manos de las periodistas y reconocen que los medios son un impulsor clave del cambio. Demuestran su pasión y compromiso con el uso de datos para lograr la igualdad de género.” 

A través de esta iniciativa, EM2030 tiene como objetivo desarrollar la capacidad de mujeres periodistas y periodistas de minorías de género para usar datos en su periodismo y fomentar una red de periodistas apasionadas por los temas de igualdad de género e impulsadas por los datos. EM2030 también busca expandir el alcance y el impacto del periodismo sobre temas encubiertos y comunidades históricamente desatendidas, y mejorar las conexiones entre las periodistas de datos y activistas globales, nacionales y locales. 

Ex becarios hablan de su experiencia 

Además de contar historias, las técnicas de datos pueden ayudar a cambiar la forma en que se practica el periodismo, influyendo en la producción de información a través de la evidencia y la visualización. 

“Para que la información corrija los sesgos e influya en el punto de vista de una persona, debe poder permanecer en la memoria de los lectores. La visualización de datos es poderosa porque involucra nuestra memoria visual: cuando vemos, recordamos”, dijo Surbhi Bhatia, una ex becaria de India. Para ella, los datos tienen la capacidad de organizar y generar visualizaciones de grandes volúmenes de historial o información clave. 

Otra ex becaria, Rosemary Okello-Oriale de Kenia, comparte que esta oportunidad la ayudó a desarrollar su capacidad de contar historias basadas en datos. 

“Las habilidades de análisis de datos y género adquiridas a través de Tableau y el programa de becas Equal Measures 2030 nos hacen darnos cuenta de que hay mejores formas de analizar datos, especialmente cuando se trata de cuestiones de género. El uso y la comprensión correctos de los datos pueden marcar la diferencia a la hora de abordar las desigualdades de género a nivel nacional, regional y mundial.” 

Una de las principales lecciones que las becarias han aprendido de este programa es el aspecto de la accesibilidad, como destaca Aarushee Shukla, ex becaria de la India, quien enfatiza la necesidad de tener una mirada interseccional de los datos para evitar prejuicios y representar la pluralidad de la sociedad a la que está sujeto. 

“Traté de capturar la interseccionalidad mediante la recopilación de datos demográficos de cada participante de la encuesta y la creación de filtros en Tableau por religión, casta, género e ingresos familiares para rastrear la variación”.

Importancia de los datos para la igualdad de género

Los datos tienen un papel poderoso y único que desempeñar al proporcionar información estandarizada y desagregada sobre la vida de las mujeres y las niñas para rastrear el impacto real de las medidas políticas nacionales y subnacionales.

Al fortalecer la capacidad de mujeres periodistas y periodistas de minorías de género para promover el uso de datos en sus informes sobre desigualdades de género, EM2030 cree que esto puede llamar más la atención sobre estos temas e influir en las políticas públicas y la toma de decisiones.

¿Como garantizar la inclusión de las mujeres y niñas en el desarrollo digital en América Latina y el Caribe? 

De Milena Páramo, Coordinadora Regional, CLADEM y Ester Pinheiro, Encargada de las comunicaciones – Español, Equal Measures 2030

El tema del Día Internacional de la Mujer del 8 de marzo de este año estaba en consonancia con el tema prioritario del Sexagésimo séptimo período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW67): “La innovación y el cambio tecnológico, y la educación en la era digital para alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.  

La problemática vinculada al acceso, permanencia y egreso en los diferentes niveles educativos digitales, también en materia de calidad educativa es un desafío en la región de América Latina y el Caribe (LAC). La interrupción escolar durante la pandemia de COVID-19 afectó a millones de niños, niñas y adolescentes en la región, y todavía no se sabe con certeza cuántas/os no pudieron permanecer en la modalidad virtual por no contar con dispositivos electrónicos o por carecer de conexión a internet.  

A pesar de que la proporción de mujeres en todo el mundo con acceso a la internet creció del 53% al 67% de 2015 a 2020, solamente entre 10% y un 20% del alumnado en la región conta con estos dispositivos, según un informe de CEPAL (2022). Además, el 46% de los niños y niñas de la región de entre 5 y 12 años vive en hogares no conectados a internet. Y se estima que 4 de cada 10 mujeres en la región no están conectadas y/o no pueden costear una conectividad efectiva en la región.  

Lo referido a las TIC´s también hacen parte del mapa de desigualdades que afectan a las niñas y mujeres, pero cuando se trata de representación de mujeres y niñas en la ciencia, la región de LAC supera el promedio mundial de mujeres y niñas en CTIM por 7 puntos, según las el Índice de Género de los ODS de 2022 de Equal Measures 2030.  

Sin embargo, para Milena Páramo, Coordinadora Regional del Comité de América Latina y el Caribe (LAC) para la Defensa de los Derechos de las Mujeres – CLADEM, todavía hay una brecha de género por áreas de formación (escasez de mujeres en CTIM) como también barreras para acceder a todas las posibilidades del mundo virtual. “Las mujeres y niñas tienen menor acceso a dispositivos, plataformas y redes y su desarrollo de sus habilidades digitales es menor como consecuencia de los estereotipos de género que reproducen el imaginario sobre la tecnología como cuestión de varones,” analiza. 

Las plataformas y redes sociales son espacios virtuales a los que se accede para comunicar, informar, encontrar, divertir, formar, atender a salud, trabajar, etc. Y en estos espacios, las niñas y mujeres están padeciendo formas de violencia machista, misógina y racista. De acuerdo con la ONU, 73% de las mujeres ya se ha visto expuesta o ha experimentado algún tipo de violencia en línea. Incluso las plataformas son violentas, un análisis global de 133 sistemas de inteligencia artificial reveló que 44,2% reproducen prejuicios sexistas, siendo 25,7% también racistas, según un informe de Stanford en 2021.  

Las conductas violentas en los espacios digitales más comunes contra niñas y mujeres incluyen el hostigamiento o intimidación (ciberacoso o ciberbullying), un amplio espectro de agresiones sexuales (sexting sin consentimiento, sextorsión, grooming, entre otras), las campañas de desprestigio, y todas aquellas interacciones dirigidas a controlar, manipular, engañar o que promueven la cosificación, explotación y subordinación de las niñas y mujeres. ¿Considerando esta realidad, como reducir la brecha digital de género y garantizar la plena participación de las mujeres y niñas en el desarrollo tecnológico en América Latina? 

Según Milena Páramo, los recursos que los países LAC destinan a educación, ciencia y tecnología suelen ser bajos. Esta debilidad podría ser revertida si los gobiernos valorasen que la inversión en estas áreas tiene el poder de transformar a mediano plazo las posibilidades de recuperación y crecimiento económico sostenible de la región. Por lo tanto, se necesitan políticas prioritarias de inclusión digital y la coordinadora regional de CLADEM cita algunas recomendaciones que deberían ser garantizadas:  

  • La conectividad escolar para que niñas, niños y adolescentes puedan acceder al conocimiento; garantizar que aquellas/os más marginadas/os tengan acceso a dispositivos como teléfonos, tablets; y promover contenidos y aplicaciones de aprendizaje.  
  • El desarrollo de infraestructura y los servicios digitales en zonas rurales, lugares que presentan un importante rezago en el acceso, el uso y la apropiación de las TIC´s. 
  • La redistribución de las tareas de cuidado en los hogares a fin de enfrentar uno de los principales condicionantes históricos que han restringido las mujeres de potenciar sus posibilidades en las áreas CTIM.  
  • La incorporación en la educación digital, perspectiva de género y de derechos humanos para impulsar las trayectorias educativas de las niñas, ampliando sus posibilidades educativas e incidir en sus posibilidades laborales a futuro.  
  • La superación el déficit de habilidades digitales en las niñas, las cuales se incrementan en los casos de niñas pertenecientes a zonas rurales, de origen étnico, o de clases populares. Estas políticas deben apuntar a desestructurar uno de los nudos de desigualdad que relacionan con los patrones culturales patriarcales.   
  • Políticas que regulen todo el ecosistema digital para evitar que las plataformas incrementen las violencias contra las mujeres.  

Así como abordado en la CSW67, el acceso de las mujeres y las niñas a las tecnologías debe ser una prioridad ya que la brecha digital les afecta de varias formas, pudiendo impedirles que obtengan información sobre salud, violencia doméstica y acceso a recursos educativos. La brecha digital todavía es uno de los grandes desafíos en los países de la América Latina, que deben hacer el futuro de la educación y la transformación digital más inclusiva e interseccional. 

Invisibles: 52 % de las mujeres sin acceso a Internet

Por Anne Connell

El 29 de octubre es el Día de Internet: el acceso a Internet está sesgado a favor de los hombres.

A nivel global, el 58 % de los hombres tiene acceso a Internet, en comparación con el 48 % de las mujeres. Algunas mujeres y niñas simplemente carecen de Internet en el hogar, en sus escuelas o en sus lugares de trabajo, en parte debido al predominio de las mujeres en la economía informal, el trabajo de asistencia y el trabajo en el hogar. Para muchas, incluso en Europa y América del Norte, el acceso es demasiado costoso o la provisión de servicios está seriamente limitada en áreas rurales o desfavorecidas. Hay factores culturales que también influencian la brecha de género en el uso de nuevas tecnologías: por ejemplo, en Asia y Oriente Medio, las normas de género pueden implicar que los hombres tengan mayor movilidad en público y acceso a cibercafés, o puedan usar Internet en el trabajo, mientras que las mujeres solo tengan acceso dentro del hogar.

El acceso a Internet y su uso son una cuestión intersectorial crítica. No se trata únicamente de tecnología, del dispositivo más nuevo o de la última aplicación. Internet está desempeñando un papel cada vez más central en la sociedad y algunas personas sugieren que la revolución digital puede encerrar la promesa de un acceso “con un avance a saltos” al cambio económico y social en los países africanos, como sucede en Kenia con el lanzamiento de tecnologías de dinero móvil como M-Pesa. Igualmente, es posible que también refuerce —o incluso profundice— desigualdades existentes si no tenemos cuidado.

Aunque el costo de esta diferencia de género es alto, puede resultar invisible en gran medida. La falta de conectividad y de habilidades para la era digital no son cuestiones que las personas defensoras de género habitualmente prioricen, o incluso consideren “cuestiones de igualdad de género”. Una Encuesta a personas defensoras de 2018 que llevó a cabo EM2030  con más de 600 participantes de todo el mundo destacó cuestiones prioritarias como la violencia contra mujeres y niñas, la salud reproductiva y el cuidado de la salud, la educación y el empoderamiento económico de las mujeres. El acceso de las mujeres y las niñas a las tecnologías no surgió como una prioridad.

Esto a pesar de que Internet está cada vez más vinculada a cuestiones “básicas” de igualdad de género. Internet es un medio crucial para que las mujeres y las niñas aprendan, ingresen a los mercados y obtengan ingresos y accedan a información y servicios críticos. Eso es especialmente cierto hoy en el contexto de la pandemia global de la covid-19.

Veamos un ejemplo oportuno: las conexiones entre Internet y la igualdad de género en la educación han quedado al desnudo durante la pandemia. Internet puede mejorar la calidad de la educación al abrir puertas a información y oportunidades de aprendizaje, tanto dentro como fuera del aula. Pero como la pandemia de la covid-19 ha trasladado muchos aspectos de la educación al entorno virtual en países de todo el mundo, la falta de conectividad no es solo un inconveniente: es una crisis. Actualmente no se cuenta con suficientes datos ni siquiera casi completos para comprender plenamente los efectos de la covid-19 en la educación o el bienestar de las niñas, pero las primeras evidencias sugieren que puede haber pérdidas educativas y ampliación de las diferencias entre niñas y niños, estudiantes pudientes y menos pudientes y comunidades rurales y urbanas.

El acceso a Internet y su uso se vinculan también con otras áreas que las personas defensoras de género priorizan.

Internet —así como las habilidades para usar nuevas tecnologías— facilitan conectarse con propietarios de otros negocios, iniciar nuevos negocios, solicitar financiamiento, vender productos a nuevos mercados y encontrar empleos mejor remunerados. Mientras el comercio en línea y el dinero móvil se siguen expandiendo, más de 900 millones de mujeres siguen sin cuentas bancarias y excluidas de la economía digital, en gran parte debido a la falta de acceso a Internet.

El acceso a Internet incluso se vincula con las cuestiones que ocupan los primeros lugares en la lista de prioridades de las personas defensoras: violencia contra mujeres y niñas y salud de las mujeres. La diferencia de género digital puede impedir que las mujeres y las niñas obtengan información sobre la salud (p. ej. sobre salud sexual y reproductiva) o información sobre importantes servicios sociales (p. ej. servicios para víctimas de violencia doméstica). Además, como las estrictas restricciones de confinamiento están generando lo que ONU Mujeres denomina una “pandemia en las sombras” de violencia de género, la tecnología de Internet, incluidos los servicios de mensajería móvil cifrada con base en la web y las aplicaciones que ofrecen información a sobrevivientes, puede también tener la función de salvar vidas.

Estos vínculos entre la conectividad y la igualdad de género refuerzan que el acceso equitativo a Internet para mujeres y niñas es un mapa de ruta para el crecimiento intersectorial. ¿Cómo pueden los gobiernos y el sector privado apoyar mejor al 52 % de mujeres y niñas desaprovechado en todo el mundo que actualmente no está en línea?

Los gobiernos y el sector privado deben participar con organizaciones por los derechos de las mujeres en la creación de políticas sobre tecnología y estrategias de banda ancha nacionales. En primer lugar, tener en cuenta más voces ampliaría la base de partes interesadas con propiedad sobre cuestiones de tecnología y fortalecería el consenso con respecto a principios de tecnología. Las y los participantes del sector privado, en especial las compañías operadoras de redes móviles, que desempeñan un papel central en la habilitación del acceso en países de bajos ingresos, también deben ver el valor real de introducirse en nuevos mercados a través de tecnologías y contenido adecuados para mujeres y niñas.

En el caso de las organizaciones de la sociedad civil, y las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres en particular, se podrían aprovechar los debates sobre políticas respecto de Internet y tecnologías de comunicaciones para establecer conexiones entre las cuestiones y promover la igualdad de género. Las organizaciones de incidencia con respecto a Internet que ya pugnan por un mayor acceso a Internet (por ejemplo, por menores costos de los paquetes de datos, exención de tarifas por el uso de datos o sitios web con contenido educativo con tasa cero) deben asociarse con organizaciones por los derechos de las mujeres para fortalecer la incidencia. Los aportes directos de las personas defensoras de género podrían garantizar que el lanzamiento de nuevas tecnologías tuviera en cuenta las necesidades específicas y los patrones de uso de distintos grupos de población de manera que las tecnologías reflejaran las dificultades reales que enfrentan las mujeres y las niñas en su vida diaria.

Los gobiernos, el sector privado y las personas defensoras de género por igual pueden y deben ser más ambiciosos al pensar en la conectividad a Internet para la inclusión y la oportunidad. Las mujeres y las niñas necesitan acceso a las tecnologías y a las habilidades para usarlas con el fin de no quedar atrás en un mundo cada vez más digital.