16 Días de Activismo: el poder de invertir en la incidencia basada en datos para combatir la violencia de género 

¿Cómo están utilizando los datos las organizaciones de la coalición Equal Measures 2030 para prevenir y combatir la violencia de género? 

Escrito por Esme Abbott, coordinadora de Comunicaciones, Equal Measures 2030 

En 2021, más de 5 mujeres o niñas fueron asesinadas cada hora por alguien de su familia, y 1 de cada 3 mujeres ya ha sido objeto de algún tipo de violencia física o sexual. Estas cifras impactantes han sido cruciales para llamar la atención sobre la prevalencia generalizada de la violencia de género y exigir la adopción de medidas. Durante la campaña “16 Días de Activismo Contra la Violencia de Género”, queremos destacar cómo el grupo de integrantes de la coalición Equal Measures 2030 está aprovechando el poder de los datos y la evidencia para abordar la violencia de género, y cómo otras personas también pueden hacerlo. 

¿Cómo se traduce esto en la práctica en toda nuestra coalición? 

Si bien la violencia de género afecta a todas las mujeres y las niñas, ya sea directa o indirectamente, suele ser un tema que se omite en las conversaciones convencionales debido al estigma, la vergüenza y el miedo que genera. Promover los debates en línea, en las comunidades y en los espacios de formulación de políticas es primordial para exigir justicia, tanto abogando por la creación de marcos legales como proporcionando a las mujeres las redes de apoyo e información necesarias para reclamar justicia cuando son víctimas de violencia de género. 

En Senegal, Réseau Siggil Jigéen ha dirigido múltiples campañas digitales para llamar la atención de las y los responsables de la adopción de decisiones, las socias y socios técnicos y financieros y la sociedad civil sobre la urgente necesidad de llevar adelante iniciativas eficaces basadas en datos para erradicar la violencia de género. ARROW, en la región de Asia y el Pacífico, también utiliza datos en sus campañas de incidencia para poner fin a la violencia de género y su campaña de incidencia #CSE4ALL, en la que colaboró con la juventud para pedir una educación sexual integral (ESI) inclusiva y basada en evidencia para todas las personas. También han utilizado la incidencia basada en datos para destacar el problema de la mutilación/ablación genital femenina en varias plataformas internacionales, incluidas ASEAN y Women Deliver, y lanzaron de forma conjunta la Red de Asia para poner fin a la mutilación/ablación genital femenina (Asia Network to End Female Genital Mutilation/Cutting, FGM/C), que reúne a activistas, organizaciones de la sociedad civil, sobrevivientes, investigadores e investigadoras, profesionales médicos, periodistas y líderes religiosos, para promover la abolición de todas las formas de mutilación/ablación genital femenina en toda la región de Asia. 

SAHAJ, una organización de la sociedad civil (OSC) de la India, ha adoptado un enfoque centrado en la comunidad, que consistió en la identificación de casos de violencia de género, la aplicación de intervenciones primarias y el diseño de sistemas de apoyo y derivación. Para garantizar la continuidad del trabajo, se ha comprometido con jóvenes locales y líderes de la comunidad para entender sus conocimientos y prácticas, familiarizar a las y los líderes con los sistemas de apoyo y derivación, y trabajar con grupos de apoyo para ampliar aún más las actividades de concienciación y prevención en la comunidad.  

De manera similar, GROOTS Kenya ha capacitado al personal de respuesta de la comunidad sobre la violencia de género. Este personal no solo interviene en los casos de violencia de género, sino también recopila datos, que se utilizan para crear conciencia y abogar por esfuerzos de colaboración para abordar el problema. Tras remarcar los altos niveles de violencia de género en sus comunidades, ha obtenido fondos para llevar a cabo actividades de concienciación e información y, de este modo, empoderar a las comunidades para que identifiquen y solucionen los casos de violencia de género. En América Latina y el Caribe, CLADEM ha generado una mayor conciencia sobre los embarazos forzados, el feminicidio y la violencia sexual ejercida contra las niñas y adolescentes a través de diplomados anuales. 

Para empoderar a las organizaciones de mujeres y a las OSC a fin de que realicen esta labor con eficacia, y para garantizar que existan los sistemas de derivación y los marcos legales necesarios, es esencial promover la lucha contra la violencia de género en los espacios de adopción de decisiones políticas. CLADEM ha participado de forma activa en la evaluación de la Convención de Belém do Pará, presentando informes nacionales e interviniendo en audiencias de expertas y expertos para presentar datos y evidencia sobre el acceso de las mujeres a la justicia en casos de violencia sexual y matrimonio infantil en la región de América Latina y el Caribe.  

Exigir la rendición de cuentas y la adopción de medidas con los datos de género 

Los datos de género son vitales para comprender la prevalencia, las formas y los factores desencadenantes de la violencia de género, puesto que permiten esclarecer las causas profundas y los modos en que se intensifica la violencia en la intersección de diversas identidades y contextos. El poder de los datos de género va más allá de simplemente poner de relieve el problema; exige la rendición de cuentas e impulsa la adopción de medidas. Una vez que sabemos dónde radica el problema y podemos entregar a las y los responsables de la adopción de decisiones la evidencia concreta que buscan, los datos de género pueden servir de base para el diseño y la aplicación de las intervenciones, lo que asegura que se apliquen de manera eficaz y reciban el suficiente financiamiento.  

A través de su labor de incidencia basada en datos, ASOGEN en Guatemala ha influido en las decisiones a nivel nacional y local para prevenir la violencia contra las mujeres y promover sus derechos humanos. Ha luchado para aumentar los presupuestos de la red de refugios del país que protegen a las mujeres y las niñas de la violencia de género, incluida la reciente obtención de fondos gubernamentales para los centros CAIMUS que apoyan a las mujeres sobrevivientes de violencia en los departamentos de Chimaltenango y Sacatepéquez. Además, se ha comprometido con crear un grupo de trabajo técnico encargado de prevenir la violencia contra las mujeres en Sacatepéquez con el objetivo de que este tema siga en la agenda.  

No solo es crucial establecer estas políticas y programas, sino también garantizar que se pongan en práctica de manera eficaz para lograr un cambio tangible. Anteriormente, KAPAL Perempuan y sus socias y socios en Indonesia abogaron con éxito para queel Parlamento indonesio eleve de 16 a 19 años la edad legal para contraer matrimonio de las niñas, y así coincida con la edad fijada para los niños. Esta importante victoria legal permite a las adolescentes continuar su educación secundaria, tener más control sobre sus vidas y reducir el riesgo de sufrir daños sexuales, físicos y psicológicos asociados con los matrimonios infantiles. 

Pero la labor de incidencia no puede terminar con esta victoria. Desde entonces, KAPAL ha estado recopilando datos sobre casos de matrimonio infantil y dispensa matrimonial en tribunales religiosos entre 2020 y 2023. De acuerdo con los datos recopilados, hubo una tendencia creciente en los casos de matrimonio infantil y dispensa matrimonial durante la pandemia. KAPAL ha utilizado la incidencia basada en datos para colaborar con las partes interesadas locales de cada provincia a fin de crear y aplicar estrategias y planes de prevención y respuesta al matrimonio infantil.   

La violencia de género se intensifica en las crisis, como observó el instituto KAPAL durante la pandemia de COVID-19, y en tiempos de conflicto, como se ha visto en Colombia, donde una historia de conflicto armado ha afectado significativamente los derechos de las mujeres, incluido su derecho de vivir sin violencia, sus medios de vida y los de sus familias y comunidades. El movimiento Ruta Pacífica en Colombia ha estado supervisando la aplicación de las medidas de género en el Acuerdo de Paz para crear conciencia sobre los escasos progresos logrados. Su labor encaminada a fortalecer los esfuerzos de paz es fundamental para terminar con la violencia continua hacia las mujeres y las niñas, y proteger sus derechos humanos.   

El trabajo de las organizaciones en nuestra coalición demuestra cómo la incidencia basada en datos conduce a un cambio sustancial, desde influir en las decisiones políticas hasta aplicar programas que protegen a las mujeres y las niñas de la violencia. Es crucial que las inversiones para combatir la violencia de género incluyan inversiones en datos oportunos segregados por género para poder identificar patrones de violencia, evaluar la eficacia de las soluciones y orientar las inversiones y políticas para lograr un progreso genuino.  

Primer Plan de Acción Nacional contra el conflicto armado en Colombia. ¿Cuál impacto puede tener en la vida de las mujeres y niñas?   

Por Katharina Wagner, cooperante Internacional del Servicio Civil para la Paz de la Ruta Pacífica de las Mujeres en Colombia y Ester Pinheiro, Encargada de las comunicaciones – español, Equal Measures 2030 

Los conflictos armados en Colombia tienen un impacto directo en la vida de las mujeres, por el desplazamiento forzado y otras violaciones más, como al derecho a la tierra y al trabajo, a la cultura incluso la violación a sus cuerpos. Estas formas de violencia directa aparecen junto a las amenazas y el hostigamiento como formas de control del territorio y de la vida, y las iniciativas organizativas de las mujeres. El impacto de los conflictos alrededor del mundo sobre las mujeres es similar al de Colombia, y es por eso que, en 30 de octubre del 2000, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la histórica Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad. En ella, se reconoce el impacto diferenciado de los conflictos armados sobre las mujeres y las niñas, la importancia de su protección y la necesidad de su participación en los procesos de paz.  

A partir de esta resolución, con miras aportar la construcción oficial del primer Plan Nacional de Acción de la 1325 (PAN 1325), el movimiento feminista por la paz Ruta Pacífica de las Mujeres en Colombia, desde hace más que un año, viene trabajando con otras 13 organizaciones nacionales de mujeres con presencia en diferentes territorios del país en el marco de la Alianza 1325: Mujeres, Paz y Seguridad. Estas organizaciones buscan que el gobierno colombiano se comprometa en este Plan de Acción. “Hemos avanzado bastante bien, porque el nuevo Gobierno nos escucha a través de la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer y la Cancillería, y el diálogo con las demás organizaciones de mujeres ha sido importante para el proceso de la construcción de un PAN 1325. La actual Vicecancillería, Laura Gil, se enseña comprometida con la Agenda Mujeres, Paz y Seguridad y empujó a que el gobierno actual se comprometiera”, comenta Katharina Wagner, cooperante Internacional del Servicio Civil para la Paz de la Ruta Pacífica de las Mujeres.   

¿Qué impacto tendrá el Plan en la vida de las mujeres y niñas en Colombia?  

El acceso de las mujeres a la justicia es bajo en Colombia, y el país obtiene una baja puntuación en las percepciones de apertura y legitimidad del estado, según el Índice de Género de los ODS 2022 de Equal Measures 2030. Por lo tanto, es valioso considerar la importancia de la resolución 1325 que reconoce por primera vez la relevancia de la participación de las mujeres en las negociaciones de paz, la asistencia humanitaria, las operaciones de mantenimiento de la paz y de consolidación de la paz. 

Para La Ruta Pacífica de las Mujeres, este Plan es necesario para que se materialice la Resolución 1325 y para que las políticas públicas sean específicas, con presupuesto asignado y con responsabilidades claras para que los cuatro pilares de la Resolución queden realmente implementados en la vida de las mujeres. “Mientras no haya política específica y presupuesto esto se queda en el papel. Este Plan puede significar que las mujeres tengan garantizada su participación efectiva en todos los procesos de paz y la prevención de conflictos y que también sean protegidas contra todas las formas de violencia, en especial las basadas en género y la violencia sexual. Además, este Plan es importante para que se tomen medidas dirigidas a mujeres víctimas del conflicto con miras a su recuperación y para que las firmantes de paz se puedan reintegra en la vida social”. 

Considerando que la percepción de seguridad de las mujeres en Colombia es casi 12 puntos más baja que la media global, el Plan Nacional de Acción 1325 también es necesario para incidir en los temas de conflictos y violencia. “Este Plan tiene una visión más amplia de la violencia porque las mujeres y las organizaciones de mujeres han señalado que la violencia contra las mujeres se exacerba en el marco del conflicto armado y que afecta la vida privada porque refuerza las discriminaciones históricas que han sufrido, y por ello debe apoyarse esta construcción del Plan”, señala Katharina Wagner. 

Mujeres en el Plan de Acción: ¿cómo sus voces están siendo escuchadas?   

Foto del Taller sobre la 1325 en Cartagena con mujeres de Bolívar y Sucre. Créditos: La Ruta Pacífica. 

Para escuchar a las mujeres de las distintas regiones, la Alianza está llevando a cabo talleres en diferentes territorios de Colombia para recoger insumos desde la voz de las mujeres, sus necesidades y prioridades en temas de paz y seguridad. Según la ONU Mujeres,  se han escuchado a más de mil mujeres diversas: indígenas, negras, afrodescendientes, LGBTI etc. La Alianza 1325 utilizará los aportes de las mujeres para la construcción de documentos de insumo que serán entregados al Gobierno. Algunas de las acciones concretas que proponen las mujeres en este sentido, son:  

  • La implementación integral del Acuerdo Final de Paz, específicamente de las medidas de género. 
  • Medidas eficientes de protección para las mujeres defensoras y lideresas que tomen en cuenta las necesidades de las mujeres y las particularidades de los territorios.  
  • Una atención diferencial e integral de mujeres víctimas de violencia, que no las revictimiza. 
  • Garantizar la participación efectiva de las mujeres en los espacios de toma de decisiones en temas de seguridad y paz y que se tomen medidas para fomentar la participación de mujeres en espacios políticos de toma de decisiones, por ejemplo, en el poder legislativo.  
  • Sensibilización, formación y capacitación en temas de género y derechos de mujeres a todos los funcionarios. 
  • La capacitación de la policía en la resolución de conflictos respetando los derechos humanos y basados en el diálogo.  

A pesar de que las organizaciones ayudan el Gobierno en la formulación del Plan, aportando las experiencias de las mujeres de diferentes territorios, la responsabilidad de este Plan es del Estado colombiano y se espera que este proceso culmine en septiembre de 2023, y se presente en el Período 78 de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Una vez finalizado el plan, La Ruta y la Alianza 1325 estarán monitoreando de cerca la implementación del plan, para asegurar que conduzca a un cambio real en la vida de las mujeres y una paz duradera en Colombia.  

Día del Niño Africano: “Debemos velar por que se respeten los derechos de los niños burkineses”

Escrito por Wendyam Micheline Kaboré, Directora Ejecutiva de la IPBF

Burkina Faso es un país francófono de África Occidental con más de 20 millones de habitantes, de los que el 51,7% son mujeres y el 48,3% hombres. Esta población predominantemente joven se distribuye de la siguiente manera: los menores de 15 años representan el 45,3%, mientras que el 64,2% de la población es menor de 24 años y el 77,9% es menor de 35 años.

Con ocasión del Día del Niño Africano, la IPBF aprovecha esta oportunidad para hacer un enérgico llamamiento a los movimientos internacionales de derechos humanos, los actores del desarrollo y los líderes burkineses.

El impacto de la crisis de seguridad que acontece en Burkina Faso desde 2015, combinado con la crisis sanitaria y alimentaria, ha obligado a millones de personas, especialmente mujeres, niñas y niños, a abandonar sus hogares. Estos desplazados internos se encuentran en situaciones muy críticas en los lugares de acogida, y en especial se enfrentan a dificultades diversas. Aparte de tener que satisfacer las necesidades básicas de supervivencia, las personas más vulnerables, sobre todo las mujeres, los niños, y especialmente las niñas, se enfrentan a otras dificultades: abandono escolar, matrimonios forzados, violencia doméstica, etc.

Además de la seguridad, las principales esferas de interés son la educación y la sanidad. Ciertamente, observamos con impotencia el aumento del trabajo infantil: tanto niñas como niños son explotados en yacimientos de minas artesanales. Por otra parte, además de las enfermedades que pueden contraer, estos niños y niñas están expuestos a la violencia en todas sus formas. Y cuando no van a trabajar a estas minas artesanales, la mayoría de las niñas se desplazan a las grandes ciudades en busca de trabajo. Allí son confiadas a familias o establecimientos comerciales donde se despachan bebidas. Por esta razón, estas menores están expuestas al mundo de las relaciones sexuales, el consumo de drogas y la violencia física desde una edad temprana.

Además del trabajo infantil, las niñas son víctimas de lacras que parecían haber disminuido gracias a su escolarización. Estas lacras son la mutilación genital, los matrimonios precoces y, especialmente, la violencia sexual y machista. Las violaciones, las muertes debidas a los malos tratos o la estigmatización de por vida marcan la vida de miles de niños y niñas. Las estadísticas recopiladas por el Consejo Nacional de Socorro de Emergencia y Rehabilitación (CONASUR), a fecha de 31 de octubre de 2021, indican cifras de 1.481.701 de desplazados internos, incluidos 906.963 niños y niñas y 333.244 mujeres.

Todos los niños tienen derecho a la educación, a la salud y a una vida plena, y el respeto de los derechos del niño es responsabilidad de todas las sociedades y de todos los pueblos. Por ello, Burkina Faso ratificó la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño el 23 de julio de 1990. Cabe señalar también que Burkina Faso reconoce en su Constitución el derecho a la salud y a la protección de la infancia.

Así pues, invitamos a los socios técnicos y financieros, a los actores del desarrollo y especialmente a nuestros líderes a que se comprometan y tomen medidas adicionales para asegurar una protección adecuada de los niños y las niñas de Burkina Faso. Hemos ratificado los textos pertinentes y debemos garantizar que se respeten los derechos de los niños burkineses.


Más información sobre Burkina Faso y los derechos de la infancia:

Protecting Girls’ Right to Education: Data-Driven Advocacy in Burkina Faso

Leveraging Data to strengthen Girls’ Education in Emergencies

Eliminar la violencia de género en la escuela: El modelo de FAWE para proteger a infancias africanas

Por Julie Khamati, asistente de programa, FAWE.

Si bien los gobiernos de África Subsahariana reconocen el valor del éxito escolar para todas las personas como un motor de desarrollo económico y nacional, la violencia de género en la escuela sigue siendo una barrera continental para el acceso y la participación de estudiantes en las escuelas (Unión Africana, 2020).

A pesar de ser reconocidos como lugares de desarrollo personal, empoderamiento y aprendizaje, las escuelas a menudo perpetúan algunas formas de violencia y discriminación en particular con un sesgo contra las niñas. Según ONU Mujeres (2016), 246 millones de niños y niñas viven formas de violencia de género dentro de la escuela y en el entorno escolar. Esto se exacerba en situaciones de conflicto y posconflicto y en casos de minorías y estudiantes vulnerables. Algunas formas comunes de violencia de género en la escuela incluyen el bullying, el castigo corporal y el acoso sexual (ONU Mujeres, 2016). En el mundo, al menos una de diez niñas de entre 13 y 15 años es probable que viva violencia sexual y los niños dentro de la escuela es probable que viva castigo físico grave (UNESCO, 2017). Millones de estudiantes viven con miedo al abuso físico disfrazado como disciplina. Además, millones enfrentan importantes barreras para llegar a la escuela cada día en áreas rurales y urbanas. Esto afecta su asistencia general. Por ejemplo, en algunos países, quienes conducen “boda-boda” suelen abusar de niñas y estas tiene sexo transaccional para cubrir sus necesidades básicas como productos de higiene y comidas (Education News, 2022).  

Se han hecho algunos esfuerzos a nivel global para abordar la violencia de género en escuelas que son centros de prevención de violencia (ONU Mujeres, 2016). La Unión Africana, a través de su Estrategia Continental Educativa para África 2016- 2025 (CESA 2016 -2025) dividida en 3 pilares, pelea por la necesidad de eliminar toda forma de violencia dentro de las escuelas y en espacio de formación. Además, Estrategia de Igualdad de Género para la Estrategia Continental Educativa para África (GES4CESA) desarrollada por FAWE en nombre de la Unión Africana ejemplifica los compromisos para frenar la violencia de género en escuelas en esos espacio educativos. 

Comprender las diferencias contextuales en países africanos es clave para prevenir y abordar la violencia de género en instituciones escolares. Recientemente, FAWE desarrolló un manual de enfoque extrapolado en respuesta a la llamada global para prevenir, responder y adoptar mecanismos para detener la violencia de género en las escuelas. El manual se apoya fuertemente en las mejores prácticas documentadas en los modelos de FAWE que incluye la Pedagogía Sensible al Género y Tuseme (en  swahili, “hablemos”)[1]. Por el conocimiento de FAWE del contexto africano, el manual recomienda soluciones y medidas preventivas relevantes para el contexto. 

El manual del enfoque extrapolado de violencia de género en las escuelas que propone FAWE tiene dos pilares y, por tanto, apunta a administradores y educadores, y busca fortalecer su capacidad para identificar, prevenir y responder a la violencia de género en escuelas. Por último, también ofrece herramientas de monitoreo y evaluación que son funcionales en el rastreo de la efectividad de medidas puestas en marcha en escuelas para prevenir este tipo de violencia. 

Abordar la violencia de género en las escuelas exige esfuerzos concertados de diferentes actores y FAWE continúa siendo pionera en intervenciones que buscan eliminar todas las formas de violencia en las escuelas y promueven el acceso, la inscripción y el desempeño de los estudiantes.


[1] Tuseme (“hablemos”, en swahili) permite que las jóvenes se empoderen y tenga consciencia mediante la autoestima de las jóvenes, el liderazgo social y las habilidades para la vida y promueve una actitud positiva entre los varones sobre la educación para las niñas.